
Mayo 29, 2017.- El sistema judicial venezolano no sirve a ningún ciudadano de su país, salvo, por supuesto, a aquellos que detentan el poder. Demasiado lento y corrupto en la justicia ordinaria, se vuelve, en cambio, eficiente a la hora de castigar –y con dureza extrema– a quienes se atreven a enfrentar al chavismo. Es, además, una cadena de mando, en el que en muchas oportunidades jueces y fiscales actúan coludidos para dañar a la disidencia y en el que desde el Tribunal Supremo de Justicia van bajando las órdenes hasta llegar a aplastar al individuo.
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